Diego Mayorga - Colegio Almenar del Maipo
“No comparto tus ideas, pero daría mi vida gustoso por defender tu derecho a expresarlas”
¿Quién en su sano juicio daría su vida por escuchar a alguien, si hoy en día estamos invadidos de individualismo y egocentrismo? ¿Como atreverse a concebir la idea de que alguien pueda ejecutar un acto de altruismo máximo, buscando solo como recompensa una opinión? La mera noción de que un ser humano tal como nosotros considere la vida de los demás por encima de la propia es un pensamiento obsoleto en esta época, donde valores como el honor, la valentía, la amistad, la honestidad y el respeto, fueron desechados, dejando espacio a actitudes miserables y objetivos vanos, como son la abundancia económica, la prepotencia, la ineptitud, la envidia, la competencia, la superioridad, en fin, tantas otras que todo el mundo conoce, ya que, o las practica, o se ve afectado por su acción.
Esta “anti-educación” ha sido fruto de siglos de discusiones sin sentido, ya fuera por la última teoría del génesis o si llamar a una mínima prenda de vestir en honor a una isla desaparecida por el poder atómico, revueltas públicas de millares pidiendo derechos mínimos o la liberación de algún líder popular, escalando a guerras “santas”, ejércitos enteros masacrándose en nombre de deidades que se avergüenzan de tener seguidores tan belicosos y fanáticos, que además tergiversan sus mensajes divinos, con el único objetivo de causar más caos y disputas en torno de algo que nos debería unir, en vez de enemistar, como es la fe.
Pero esto puede cambiar, así como las innumerables fallas humanas, puede ser perfeccionada, si no, miren a aquellos que denominan “Santos” y “Santas”, todos esos hombres y mujeres que demostraron que la especie no está completamente robotizada y corrupta, que son los individuos los que eligen cambiar, y así ser mejores, ya que todo su entorno les dicta lo contrario: “Mira la prueba de al lado, si nadie se va a dar cuenta” “Da la vuelta por aquí, no, nada que ver, si no es trampa, dos metros más o menos da lo mismo” “Oye, tomate otro trago, si todavía es temprano, no te va a pasar nada” “Ven, si nadie nos ve, él nunca se va a enterar, si tú no le dices, yo no le digo” “Súbete no más, yo te llevo, como se te ocurre, si no he tomado nada…”
Estas son frases que en algún momento todos hemos escuchado, ya fuese de labios de personas cercanas, o de una vocecilla interna que siempre nos da la opción más “fácil”, el camino rápido, la ganancia cómoda. Es aquella voz, es algo aguda, un poco risueña, sé que muchos la han escuchado, la que nos pervierte y nos hace dudar, es la culpable de las infidelidades, las indulgencias, las pequeñas mentirillas que terminan siendo adictivas, son tan fáciles de decir, salen a borbotones, tratando ser la primera, resuelven tantas cosas, pero ay de los miserables que son delatados y descubiertos, no se salvan de un regaño, un disgusto, o más de algún mal rato, con lo difícil que es decir la verdad en algunos momentos, es mejor evitar esto, aplazar un rato la desazón y mentir una vez más, solo una más
Esas decisiones son las que forjan paso a paso nuestro camino, el problema es no es solo decidir si o no, si no todo lo que significa el resultado de aquella respuesta, siempre se considera a la familia, los amigos, los otros que están ahí, aunque la decisión no le incumbe a nadie menos a ti, y es la capacidad de pensar por sí mismo la que separa a uno más de la manada, de los seres individuales y autónomos.
Esa sensación de pertenencia, de aceptación es la que lleva a mucha gente a decidir, si no erróneamente, de forma deshonesta para consigo mismo, es ese gustillo de decir que no, o que si, sabiendo que todas las miradas está fijas en nuestra espalda, e imaginar las sonrisas en los rostros de los presentes al aceptar el primer trago ejemplo, pero las sonrisas son cada vez más escasas con el segundo, desaparecen al tercero, y son miradas de irritación cuando, por la obvia acción del alcohol, comienzan las propuestas indiscretas, las declaraciones engorrosas, las acciones indebidas, cambiando por último a vistazos con asco, cuando la naturaleza sigue su curso y el alcohol tiene que salir…
Las apariencias son extremadamente valoradas en nuestra sociedad, en especialmente potenciadas por la inconmensurable cantidad de estilos, corrientes, tribus, sectas y grupos varios que existen en nuestro país, sin necesidad de ir más lejos, las vestimentas, la apariencia física, la forma de hablar, la forma de moverse, incluso las ideas y opiniones hoy deben ser cuidadosamente medidas y calculadas para adecuarse al estilo a elección, cualquier desvío puede significar el exilio social y la alienación del grupo, destino profundamente temido por todos, tanto jóvenes como adultos.
Es la separación, el aislamiento lo que la gente teme, es por eso que se le da tanta importancia a la apariencia, ya que es éste el método mas simple para ser aprobado en un grupo, siendo el pensamiento la forma más común de “fallar” en el mundo social, por ende, el más inseguro y a la vez el más duradero de los lazos, un individuo (si se le puede llamar así a alguien de esta época) puede mostrar una actitud y aspecto que encaje en un grupo, y al día siguiente, mostrarse completamente distinto, esa es la belleza del libre albedrío, cambiar, decidir, renovarse, dudar, aprender, pero todo lo que nos muestran hoy, dejando de lado el barniz de libertad existente en el mundo, ya sea por la fuerza o por métodos más obscuros y subterfugios, toda acción está cuidadosamente observada y delicadamente orquestada para nuestro “beneficio” y la bonanza económica de lo poderosos “El lado Coca-Cola de la vida” “Just do it ” “Impossible is nothing” “Porque tú lo vales” frases publicitarias conocidas por todos, escrupulosamente seleccionadas y estudiadas para ser recordadas en todo momento, desde la entonación de la voz, hasta la métrica de la oración, todo para la correcta absorción de nuestro inconsciente colectivo, que poco a poco se ve mermado hasta la inteligencia de un niño pequeño, donde las únicas preocupaciones son comer y jugar, “pan y circo”, es exactamente lo que nos inyectan hoy en día, todo es entretención, desde crudas imágenes bélicas, hasta la última fechoría de un pendejo que por seguir a una pelota como los perros, es considerado una gran figura pública, capaz de hacer y deshacer por doquier, ese es el nivel intelectual colectivo existente en Chile en estos momentos, cuando en cociente emocional no podría estar peor, la gente se encuentra desesperanzada por un gobierno que no los entiende, un lugar de trabajo que no los remunera como es debido, y una familia que no tiene lo que merece, si no que rescatan lo que las ratas dejan tras ellas, no existe justicia, no existe paz, no hay equidad social ni de ningún tipo, uno de los hombres más poderosos del mundo, que controla la mayor potencia mundial, nada menos, nos esta llevando de la mano y sonriendo a un Apocalipsis nuclear, con tufo a calentamiento global.
¿Cómo no sentirse desesperanzados así? La sensación de estar solos contra el mundo se nos viene encima a raudales, hasta el sol ahora es un enemigo, y ya no hay refugio seguro contra los delincuentes, sin mencionar a Pinigol y Al Qaeda…”Impossible is nothing”…ha, lo imposible está aquí, dentro de todos nosotros, el hecho de ser casi 10.000 millones de personas y sentirnos solos como los últimos de la especie. Esta soledad viene exclusivamente del alma, cualquiera de nosotros puede estar en medio de una multitud, y derrumbarse llorando por un abrazo, o el mero pensamiento de un ser amado nos puede hacer soportar los peores momentos, como son los que vienen, no tengan duda de eso.
La posición social, el éxito laboral, una relación amorosa, una amistad de años o la relación entre un padre y su hijo pueden ser cambiadas, o incluso destruidas por el descubrimiento de una actitud y habito inaceptable por alguna de las partes, tanto es así que la política mundial tiene su fundamento esencial sostenido cómodamente en las fachadas de cada uno de sus integrantes, todos presentados como seres incorruptibles e intachables, siendo que todos y cada uno de ellos son tanto o más mundanos que el resto de nosotros, aman, odian, sienten celos y deseo, la única diferencia que nos separan son las atribuciones que tienen estos, que es algo tan simple como el poder de iniciar guerras y destruir naciones.
Esta espiral de corrupción y decadencia que existe en lo más profundo de nuestra sociedad es la acción de centurias de pensamientos retrógrados y arcaicos, que nos han llevado por un camino de intolerancia y descontento, por benignas que hayan sido las iniciativas de comunión a lo largo de los años, estas no han rendido fruto alguno en las mentes de los poderosos, aquellos en quienes ponemos nuestro presente, nuestro futuro, y el futuro de los que nos seguirán.
Por desastroso que el presente sea, por apocalíptico que sea el problema medioambiental, sin importar las guerras que nos aquejan en todos los rincones del mundo, ignorando que las naciones líderes del planeta están dinamitando nuestro porvenir en todos los ámbitos imaginables, y cegándonos con avances tecnológicos y comodidades futuristas, todo pagado por el generoso bolsillo de nuestra tierra agonizante.
No importan lo que piensen los escépticos, dejando de lado por una fracción de segundo el hecho que ciertos cerebros contienen sustancias que debieran ser utilizadas como fertilizante, es el hombre, la humanidad, esta raza arrogante y autodestructiva es la responsable de todas y cada una de las miserias y desastres que ocurren en esta nuestra era, carajo, si pudiésemos, apagaríamos el sol y bajaríamos la luna por nuestra mera “conveniencia”, que en realidad no es otra cosa que avaricia, codicia genialmente disfrazada de necesidad por mentes que podríamos llamar criminales, porque cada chip, cada computador, cada centímetro de fibra óptica, cada bit de información está siendo pagado con la sangre, la carne y la vida de nuestros futuros descendientes, ellos que están por venir, que están llegando, díganles Índigo, díganles Acuarianos, díganles hijos de los fotones ,díganles como quieran, pero nunca olviden que son nuestros, y solo por ellos existe una opción al desastre de mañana que tenemos.
Son estos nuevos seres a quienes aludo tan fervientemente con la esperanza de que esta especie por fin tome la decisión correcta y evolucione a través de ellos en algo superior, algo mejor.
Mi llamado no es a que compren ampolletas fluorescentes, ni que organicen un suicido en masa, ni siquiera la clásica frase de “la reflexión”, sé tan bien como cualquiera que luego de terminar, estas palabras no durarán en sus mentes más de lo que dura el jingle de un comercial, pero tan solo con que escuchen lo que está pasando, a través de palabras simples y de alguien que nos es experto, ni científico, ni psicólogo, si no que alguien que tiene la extraña arrogancia de creerse igual que los demás, y que vislumbra apenas parte del problema que nos aqueja, alguien que aprovecha esta ocasión, esta oportunidad ideal para demostrar que, sin obligarse a idear una solución milagrosa para cambiar el mundo, es posible mejorar nuestro entorno, a quienes nos rodean, la gente que conocemos, aquellos a quienes despreciamos incluso, ya que, a mi juicio, se puede honrar a un enemigo sin dejar de odiarlo, pero esa noción es válida en el caso de que éste sea un igual, pensamiento que debe ser magnificado a su máxima expresión, ya que solo considerando al prójimo igual podemos comenzar a pensar no solo en el bien común, ni siquiera es necesario pensar en los demás, piensen en esos que van a ser carne de su carne, sangre de su sangre, su propia descendencia, algunos pueden decir que nunca tendrán hijos, otros que sueñan con ellos, pero el hecho es que existe una generación que tendrá en sus manos una decisión bien definida, seguir el camino de Nike, Mickey Mouse y Tío Sam (lamento si hiero sensibilidad alguna, pero “ese” país es el ejemplo más concreto),
o empezar a considerar que una bolsa biodegradable dura algo menos que una plástica, que no es tan urgente cambiar mi celular a un con MP3, cámara y Bluetooth, cuando podría gastar esa plata en papel reciclado, si no hay nadie conectado por MSN, mejor apago el computador, leo un poco, voy a ver a mi hermano chico, que no está tan chico como me acordaba, si estoy viendo TV con mis viejos, mejor la apago y conversamos un rato, casi sin quererlo, el desconectarse de este mundo globalizado nos obliga a reconectarnos con cada uno, volvemos a ver el mundo con nuestros ojos, sin necesidad de una pantalla, sentimos con nuestra piel y luchamos con nuestros puños, no con palabras cobardes y lejanas.
El llamado no es a la reflexión, es a la acción, no es a la preocupación, es a la ocupación, si quieren, quédense sentados cómodamente mientras el mundo se cae a pedazos, es su decisión, no se preocupen, muchos hacen lo mismo, muchos se esconden tras su ropa de moda, se ensordecen del mundo con sus reproductores de MP3, y viven su pequeña vida artificial solos, hasta que se dan cuenta de que toda la seguridad que les daba el contacto humano, esa sensibilidad que se gana solo llorando al lado de alguien, se la perdieron, la dejaron pasar, no se dieron cuenta que alguien los amaba, fue muy tarde para decir “Lo siento” o “Gracias”, solo quedan las excusas, las mentiras y la nada, esa nada llena de artilugios y dispositivos, que no sirven cuando necesitas una palmada en al espalda, y un hombro en el que llorar.
Esta formula para el desastre, la apariencia, el abuso de la tecnología, los anti-valores está, lo queramos o no, pasándonos la cuenta, y nos dejaron a nosotros los platos sucios, tantos errores cometidos, tantas guerras peleadas, tantas cicatrices dejamos en esta tierra y en nosotros mismos, que dudamos antes de hacer algo para arreglarlo y curarlo, con temor de que nos vuelvan a herir, sin considerar que esas heridas no son solo dolor, son lecciones, y las tuvimos que aprender de la manera difícil, tuvimos que caer para poder levantarnos, tuvimos que herir pera saber que dolía, tuvimos que llorar para saber lo que era la compasión, tuvimos que destruir para saber lo penoso que es reconstruir de los escombros, ahora que hemos hecho y visto todo, hay que volver atrás, miremos por un segundo el sendero en que venimos “el camino más largo empieza con un paso” dijo alguien muy sabio, y fue ese el paso más difícil, y ahora viene uno que marcará historia, como ese que se dio en la lejana Luna, caminamos por mucho tiempo, pero en menos de dos siglos, ahora estamos volando, levitando, sobrepasamos la barrera del sonido muchas veces, y no sabemos como parar, no nos falta inteligencia, eso nos sobra, tampoco poder, controlamos el planeta entero, lo que nos falta, eso que tenemos cuando nuestros cuerpos decaen y envejecen, la sabiduría, la virtud más evitada en esta época sin Dios ni ley, es la única que nos proporciona un freno, una ventana, una salida.
Disculpándome a quienes pudiesen haberse sentido ofendidos con mis palabras, solo un consejo: si son uno de los energúmenos que alguna vez han sido infieles, han malgastado el dinero de sus padres en lujo innecesarios, herido a alguien hasta las lagrimas solo por entretención, vestido acorde a su grupo de amigos solo para ser aceptado o sido lo suficientemente arrogante para despreciar a los demás y sentirse superiores, honestamente, y de corazón, son nuestra única esperanza, los que trataron de ser mejores ya hicieron lo que pudieron, ahora es nuestro turno.
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